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Historia de Conan

onan, hijo de un herrero de las tierras norteñas, nació en un campo de batalla barrido y nevado por el viento de la tenebrosa Cimmeria, mientras su padre y los hombres de su tribu hacían retroceder a una horda de sanguinarios invasores procedentes de Vanaheim. Durante su crianza fue adiestrado para la guerra y muy joven tomó parte en el saqueo de Venarium, puesto fronterizo con Aquilonia, donde los violentos bárbaros cimmerios descargaron toda su rabia destruyendo el baluarte de la región. Más tarde se unió a una banda de Aesir que hacían incursiones en Vanaheim, donde encontró un sombrío hechicero llamado Shaman, que habitaba en un templo oculto en el interior de una caverna.

El Shaman pretendía realizar una ceremonia de intercambio para que Tara, la muchacha diabólica que lo acompañaba, pudiera permanecer en la tierra a cambio de enviar a Conan a su mundo maléfico. El nigromante le mostró al bárbaro un presagio, en la que el mismo Conan se coronaba como señor del más grandioso de los reinos de Hyboria, pero la oscura ceremonia fracasó, y Tara desapareció entre las sombras mientras el cimmerio escapaba hacia el sur.

Poco después fue hecho prisionero por los hiperbóreos y forzado a trabajar como esclavo, mas no tardó en huir hacia Brythunia, participando en una batalla entre ambos reinos. Deseoso por recorrer el mundo arcaico, Conan se dirigió espada en mano con dirección al místico territorio de Zamora.

Durante varios años, el bárbaro creció llevando una precaria existencia como saqueador, principalmente en Arenjun y en Shadizar "la Perversa". Allí conoció a Taurus de Nemedia, apodado como el Príncipe de los Ladrones, que murió junto al cimmerio al tratar de robar la gran Joya del Elefante al mago Yara. Conan ascendió hasta la tenebrosa torre enfrentándose con el brujo, consiguiendo afanar la ansiada riqueza.

En este período, el bárbaro combatió contra todo tipo de criaturas y demonios sin importarle el peligro que cosechaba. En Stygia interfirió en los planes del hechicero Thot-Amon, que sería uno de los enemigos más recurrentes en su venidero, encontrándolo personalmente varios años después. Seguidamente viajó por los reinos vecinos de Corinthia y Nemedia, donde siguió saqueando pueblos y regiones ganándose la vida como ladrón.

Transcurrido un tiempo, Conan junto a su camarada Fafnir, un vanir contra el que había luchado anteriormente, se alistó como mercenario en el Mar Interior de Vilayet, siendo rescatado después del cataclismo de Bal-Sagoth por el Príncipe de Turia Yezdigerd. El ejército al mando del príncipe pretendía sitiar Makkalet, una ciudad de Hyrkania que nunca había rendido tributo a su progenitor, el Rey Yildiz. En el ataque a la ciudad, Fafnir resultó gravemente herido, y Balthaz, un lacayo de Yezdigerd, arrojó su cuerpo aún con vida al mar. Conan tuvo un sangriento incidente como consecuencia, en el que mató a Balthaz y abandonó al príncipe con una sólida cicatriz en el rostro.

Al cabo de unos meses, el bárbaro partió reclamado por el gobernante Ghanniff, rumbo hacia Pah-Dishah que distaba tres semanas de Makkalet, pero Yezdigerd mandó asesinar a Conan para vengarse, y sus soldados lo acorralaron en las puertas de la provincia. Por desgracia para el príncipe, la mercenaria hyrkaniana Red Sonja, que se encontraba bajo las órdenes del viejo Rey de Pah-Dishah, salvó al cimmerio de su muerte para indicarle su reclamo. La misión consistía en robar juntos la Tiara de la Serpiente, para luego ser engañado por la guerrera llevándose con ella todo el botín. De vuelta, Conan contempló una asombrosa visión en un espejo, donde él apareció reflejado como un león.

Tras numerosos sucesos en los desiertos entre Turan y Zimbabwe, se enroló de nuevo en el ejército de Turia, solo que esta vez como capitán de las tropas, directamente al mando del Rey Yildiz, mientras Yezdigerd se embarcaba en una guerra santa para difundir el culto. Fue en este período donde viajó a la ciudad de Wan Tengri, en Khitai, realizando pesquisas. Durante su estadía, se desató una guerra entre los siete magos que se disputaban el poder, y Conan se vio involucrado al rescatar a la legítima gobernanta, la joven y deseada princesa.

Ejercitó para desarrollar su técnica de combate con armas fuertes y pesadas. Marchó hacia la ciudad de Kushan, para entregar una carta dirigida al monarca en la que ambos reinos firmaban un convenio de libre comercio. Después de cumplir la misión, el bárbaro decidió no volver a pisar la regia ciudad de Turan.

Vagabundeó por los desiertos cercanos a los reinos occidentales donde intentó encontrar un enorme tesoro escondido, sin lograr culminar su deseada hazaña. Volvió al reino de Zamora, donde tuvo un nuevo y esperado encuentro con Red Sonja. Combatieron juntos durante un tiempo contra diversos seres nocturnos y hechiceros del abismo, pero la bella diablesa volvió a abandonarle. El hijo de Cimmeria prosiguió su camino ofreciendo sus servicios como mercenario.

De ese modo llegó a Argos, donde se enroló en la compañía Carmesí, un pequeño pelotón de mercenarios fundado por Murilo, a quien Conan conocía de varios años antes en Corinthia. Allí entabló relación con varios adolescentes que también eran miembros de la hermandad. En el puerto de Messantia, se vio forzado a huir por mar de las autoridades partiendo en una embarcación hacia los Reinos Negros, siendo la nave atacada y desmoronada por el Tigress, el barco pirata comandado por la hermosa Bêlit, llamada "La Reina de la Costa Negra". Capturado por los corsarios, Conan pronto despertó atracción por la exótica shemita, quien le liberó ofreciéndole cometido como bucanero, saqueando las naves de los reinos Hyborios durante varios años. Los nativos de las Islas Negras lo llamarón Amra, el León, con lo que el bárbaro entendió el sentido del espejismo poco antes de la caída de Makkalet.

Dominó las aguas recaudando riquezas, pero no pudo evitar el feroz asesinato de Bêlit a manos de los salvajes. El maléfico Karanthes, un antiguo brujo del sur, aprovechó la muerte de la mestiza y le propuso a Conan elegir; entre preservar el cuerpo de Red Sonja, o recuperar a Bêlit. Y el cimmerio, sumergido en la pesadumbre, se negó a sacrificar el alma de la hyrkania. Pasado un tiempo, se convirtió en Jefe de las tribus negras, y marchó volviendo a su nativa Cimmeria.

Pasados los años, Conan apareció como líder de los kozaki, una horda de ilegales que vagaban por las estepas entre las tierras hyborianas. Fue capitán de un navío pirata en el Mar Interior de Vilayet, y jefe entre los nómadas Zuagirs de los desiertos sureños. Emprendió viaje hacia las colinas de las Montañas Himellias, una vasta franja de tierras áridas que bordeaban Iranistan, Turan y el reino tropical de Vendhya. En el transcurso de sus peligrosas andanzas, trató de formar sin éxito una fuerza unida con los clanes de las colinas, y retornó al servicio como mercenario en Stygia. Pero pronto desertó para unirse a Valeria, una antigua pirata de la Hermandad Roja con la que vivió una espeluznante aventura en la ciudad encantada de Xuchotl.

Se distanció de la guerrera después de un breve romance y partió al norte, hasta Aquilonia, dedicándose a la exploración de la frontera con las tierras de los Pictos. Cuando éstos atacaron los asentamientos aquilonios, Conan salvó un buen número de hombres entre los valles de los ríos Trueno y Negro. Recién ascendido al mando del ejército aquilonio y derrotar la invasión de los Pictos, fue llevado con engaños a Tarantia, la capital, y fue hecho prisionero por el celoso Rey Numedides.

Al escapar, se involucró en un conflicto entre los pictos y dos grupos de piratas en la costa occidental de las tierras cercanas. Siendo elegido para comandar una rebelión en Aquilonia, el bárbaro se presentó ante el mismo Rey Numedides, asesinándolo en su propio trono. Y con las manos ensangrentadas, Conan pasó a convertirse en soberano del más poderoso de los Reinos Hyborianos.

No tardó en darse cuenta de que portar la corona no era un lecho de rosas. Una conspiración de nobles desertores casi tuvo éxito en un intento de ejecutarlo. Con un ardid, los reyes de Ophir y Koth lo atraparon y apresaron para tener las manos libres y conquistar el imperio, pero con la ayuda de un compañero de prisión, un brujo, el cimmerio escapó a tiempo para luchar contra los invasores, decapitando a sus propios reyes.

Mas tarde, un grupo de rebeldes que planeaban alcanzar el mando sobre Aquilonia revivieron la momia de Xaltotun, un mago acheroniano muerto siglos atrás, para que los ayudara en su objetivo. Conan fue derrotado y llevado lejos de su reino, pero nuevamente regresó con la ayuda del imperio para derramar la sangre de quienes les habían traicionado.

Durante el mandato, Conan tomó por esposa a Zenobia, una muchacha esclava que salvó su vida años atrás cuando fue hecho prisionero en las mazmorras de Nemedia. El cimmerio rechazó su harén de concubinas, prefiriendo los placeres y sufrimientos de la vida marital. Un hehicero de Khitai, secuestró a Zenobia forzando al bárbaro a rodar por medio mundo para recuperarla. Estuvieron en el centro de muchas tormentas políticas e intrigas brujeriles, empero después sobrevino un período de relativa calma en Aquilonia donde crecieron junto a sus tres hijos, el príncipe Conn, la princesa Radegund y el príncipe Taurus.

Largos años pasaron, y Zenobia murió. Conan se encontró frente a la madurez que cercaba a su hijo, y a la vejez que se cernía sobre él. Pero el Rey se vio de nuevo obligado a enfrentarse con el supremo hechicero Thot–Amón, al que logró matar con la ayuda de su hijo Conn. Varios añós después, a causa de una misterios amenaza procediente del lejano oriente, Conan abdicó su trono y se marchó al océano en su nave Red Lion, en el que fue tal vez su último viaje. El príncipe Conn sucedió en el trono, y gobernó sobre el nuevo reino de Aquilonia.

1 ESCRITURAS:

Unknown

Sin duda un gran resumen a grandes rasgos de la historia del cimmerio. La saga de la Espada Salvaje de Conan es de lo mejorcito +1